viernes, 21 de enero de 2022

COMO UNA HERIDA por IRENE MERCEDES AGUIRRE

A la paz del mundo

I

Te me haces  carne,   como dulce breva,

que se escurre del alma a mi cabeza,

con tu  insólito canto de belleza

que me inquieta, me turba y me  renueva.

 

Tres letras de sutil delicadeza

que prenden  su  farol para la  leva

de nobles corazones  ¡Me subleva

la suma de conflictos, la incerteza!

 

 

Estás siempre latente, aunque se mueva

el interés mezquino  con   dureza

¡Qué formidable impulso que conlleva

 

tan férrea convicción , tanta entereza!

¡Y qué vital  mensaje   que se eleva

pletórico de Paz y de nobleza!

 

 

II

 

En medio de la selva de cemento,

se esconde el Leviatán de las pulsiones,

el quiebre de argumentos y razones,

el soliloquio vano y sin concierto.

 

¡Qué  permanente choque de pasiones!

¡Qué  contrapuesta lucha de escarmiento!

¡Lo  deja sin resuello al sentimiento

e impide florecer las emociones!

 

¡Mas la palabra Paz abre un camino,

consigue  superar el desacuerdo

y enfrenta con firmeza el desatino!

 

¡La mano que acaricia  en el recuerdo!

¡El trino de las aves, cantarino!

¡Mi  ser junto a tu ser en  cada  acuerdo!










 

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