Aun andas por los trillos de mi alma,
Siento tus pasos y cercanías.
Los vendavales que derriban chozas
Ni los tiempos que todo borran
Han hecho mella en mis recuerdos,
Menos aun cuando vacíos se sienten
Huecos en milenarias cavernas frías
Depositarias de pasados felices, ardientes,
O tristezas de largas agonías
Por voluntarios silencios que mienten.
No serán clausuradas entradas o salidas
De aquel laberinto tantas veces recorrido
Por tus pensamientos y los míos.
Quién sabe si un día cualquiera,
Caminando en direcciones encontradas,
Tropezarán, se mirarán, se harán uno,
En un abrazo extendido, eterno,
Por los siderales tiempos, o sea, por siempre.
Por virtud, cuento de hadas.