viernes, 29 de diciembre de 2017
SE MUERE EL AÑO por LILIAN VIACAVA
Se muere el año
escondido
en los sótanos de la tristeza
se
desvanecen los frutos de lo cotidiano
y
se van los viejos sueños por las alcantarillas...
Se
va otro año y nos deja
con
llamaradas que se apagan
con
risas que son llantos
con
copas que mendigan
con
besos y abrazos que nos deben...
La
alegría se acopla a la tristeza
en
la cara de la misma moneda...
Los
deseos se pronuncian con acento
de
voces sostenidas
en
solapados gemidos de presagios...
La
esperanza se viste de blanco
en
la cresta de los jazmines
y
se me antojan 12 uvas a las 12.
Otro
año llega envuelto en el humo
de
las incógnitas...
Los
labios son rosas perfumadas de felicidad
de
besos que duran una noche
y
nos regocijamos...
Se
muere el viejo año se muere sin saberlo
bocanadas
de buenos deseos
se
apoderan de cada palabra
y
brindamos por el año que nace
tratando
de olvidar el año que se muere...
Nace
la flor encendida de la esperanza
ensueños
se aglutinan
ungidos
de aceites preciosos
para
olvidar entre gemidos apagados
lo que no fue
y estrenar un corazón para volver a comenzar...
by Lilian Viacava Dama de la Poesía
@copyright - derechos de autor
31/12/2017
jueves, 28 de diciembre de 2017
INSTANTE por ERNESTO LOBO
Hay momentos para alzar el vuelo
Para bailar sobre la mesa
Para murmurar versos al oído…
Hay tal vez un brevísimo instante
Bajo un rayo de luz
En aquel bastidor de luna
Tan blanco como eterno
En que basta un abrazo
Una tierna caricia
Un resplandor de ojos…
Es allí cuando la vida se condensa
Se distrae
Se agita
Es tiempo de envolverse
De inventarse un capullo de flores
Un cuerpo de caracolas
E irse de largo…
Porque la vida se enciende
En aquellos instantes
Desde donde no habrá más un regreso
No se abrirán los cielos
Ni volverá la misma lluvia
Para entonces
Instante y vida
Serán ya
Un recuerdo ido…
lunes, 25 de diciembre de 2017
RÍO DE LOS PÁJAROS PINTADOS por Lilian Viacava
Oh río de los pájaros pintados
donde acuden los bardos de mi tierra, cuando llora el amor que les encierra ceibales y laureles añorados. Los azules sonidos alhajados en el cauce que tu paisaje aferra y en el canto que el ave desentierra Paraísos y palmas evocados. La historia de la sangre del poeta se reviste de garzos camalotes vas en salto hacia el sur como saeta. Río Uruguay que vuelas cual cometa no sé si eres el cielo del poeta o eleva versos, tu ribera quieta. |
jueves, 21 de diciembre de 2017
DELFÍN AZUL POR FANNY JEM WONG
Cae al vacío, el negro
velo del desconsuelo.
Cruje, se desenredan los
enmarañados hilos que aprisionan.
Huye así la soledad,
montada sobre una vieja barca,
Llevándose, las
encendidas tristezas de todas sus ausencias.
Gime y ríe el llanto, es
sombra en estampida
Resistiéndose al olvido,
las letras brotan a borbotones
Son como lazos que aluden
el henchido pecho
No existe el miedo, ni
pánico a los silencios.
Todos se evaporan.
Se acerca, se aleja, es
el delfín azul de los sueños
La colosal figura
omnipotente, que se hace luz y enceguece
El corazón, es un
enloquecido címbalo, dentro de su arquilla
La espalda, un bambú que
se cimbra en perfectos movimientos.
El dorso gris y los azules flancos, suave piel excita a la
locura
Pálido vientre acaricia y
arremete, la rosa pálida de tus océanos
Eres acrobáticos y
lujuriosos saltos, elevando la blanquecina espuma
Potente musculatura que azota y derrota cualquier resistencia.
Contemplando estoy desde
lejos, toda la ciencia humana
Mientras las palabras
ordeno, detrás de un enorme y azul espejo
Con la certeza de que
ninguna, alcanzaría para explicar el
hecho
De por qué, el mar y el
firmamento se enjugan sobre el lecho.
Saltando estas delfín
azul, sobre los reflejos de mis pensamientos
Despertando toda clase de
placeres, en el puerto de este, tu mundo.
lunes, 18 de diciembre de 2017
Domingo…sin alegría por Ana María García
Han abierto la puerta para el día santo
El mantel blanco
se extiende bajo un tablón apelmazado de excremento...
El mantel blanco
se extiende bajo un tablón apelmazado de excremento...
Han dorado las escamas de los pies
sacerdotales
ya pueden danzar sin peligro
ya pueden danzar sin peligro
las hostias han sido tragadas
por las gargantas de los asesinos
Las entrañas de los mansos colgadas adornan
las entradas
Cuanta advertencia
Para quienes
Lo intenten con el pan y los peces
o con los brazos abiertos!
Los
pechos de par en par laten vencidos por la lentitud
La mano de purpura baja los dedos con
sangre de treinta siglos
Pesa
el manto arrancado entero a la pobreza
Las hosannas llegan a los labradores
Los
himnos se atragantan condenados en las rejas oscuras
Un Cristo rojo
Levanta la persiana
Lentamente
Como
un hombre que acaba de ser traicionado
La deja caer...
Han dorado las escamas de los pies sacerdotales
ya pueden danzar sin peligro
las hostias han sido tragadas por las gargantas de los asesinos
Las entrañas de los mansos colgadas adornan las entradas
Cuanta advertencia
Para quienes
Lo intenten con el pan y los peces
o con los brazos abiertos!
Los pechos de par en par laten vencidos por la lentitud
Los cuellos sometidos
Han dorado las escamas de los pies sacerdotales
ya pueden danzar sin peligro
las hostias han sido tragadas por las gargantas de los asesinos
Las entrañas de los mansos colgadas adornan las entradas
Cuanta advertencia
Para quienes
Lo intenten con el pan y los peces
o con los brazos abiertos!
Los pechos de par en par laten vencidos por la lentitud
Los cuellos sometidos
jueves, 14 de diciembre de 2017
POEMA DE MIGUEL ANTONIO MORALES
Con qué facilidad me reflejé
en la sombra
Con ese agrado de sentirme
como una fumarola
Sin rostro, sin identidad
E imaginar el alcance
infinito de la bruma
La niebla sagrada,
acogedora, deificada,
El velo obligándome a
regresar a mi nombre
A mi soledad incógnita y
febril
Dónde aparezco más humano
que nunca
Menos yo que nunca y más El
que nunca.
Viajé por la rivera de un
río tierno
Dónde los pájaros escuchan
el canto de las gotas del río,
Y supe que el sufrimiento
diluía la amargura
Y sanaba la piedad
entumecida y la constancia de la risa.
Toda la existencia es
indómita,
Los rostros son caricaturas
tiernas
Los pasadores son livianas
hiedras que atan la cordura al alma
Para que no vuele al amanecer
impronta hacia el rubor del sol.
Tengo ya el sabor de haberme
ido,
De trepar el lomo del
caballo galáctico que apaga la vida
Y nos avienta en el cosmos
como una estrella fugaz;
La alegría tiembla, la
muerte no perece
El universo es genial
El cosmos nunca llora, la
pena es sólo de éste yo
Diminuto y joven, que sueña
a escondidas con saber
Pretendiendo, pretendiendo al Ser.
lunes, 11 de diciembre de 2017
BESO DE NIÑA por Carmen Amaralis Vega Olivencia
Aún le arde la piel. No
entiende ese frío que se centra en su centro.
Sólo fue un leve roce de
los labios, y bastó para que cada
poro de su piel pegara
un grito.
y el carmín de los
labios se hizo grana. Un susto gigante
le invadió los sentidos,
y fue muñeca de algodón entre
sus brazos.
Aún no entiende por qué
no duerme ni desea alimento.
Busca los rincones
solitarios para regodearse frotando
su piel y saboreando sus
deseos.
Su boca está marcada de
delicias, y por primera vez
percibe sus senos como
cumbres a punto de erupción.
La entrega total
del primer beso la hace sentir culpable
de un no sé qué,
y se mira al espejo
transformada en mujer.
jueves, 7 de diciembre de 2017
LLEGADA Y UTILIDAD DE KEIRA por ENRIQUE SANCHEZ HERNANI
Para qué puede ser útil una nueva niña en este planeta
cercado por el sol la luna y algunos hoyos cósmicos
sino para alumbrarlo todo con su ternura
para disipar el eco impío de las guerras
con su risa de cristales de colores fulgentes y desconocidos
para hacer nacer una música jamás antes atendida
que haga germinar los corales y todos los gladiolos de la tierra
para qué más puede ser útil esa risa
para qué mar deben emplearse sus lágrimas
si es que alguna vez solloza de fina tristeza
o de luciente alegría que de eso también se llora
para qué artefacto tienen que usarse sus volatines
y los giros de sus manos
para qué invento maravilloso deben destinarse sus pies
las golondrinas de su cabello castaño
los efluvios amorosos que de seguro le nacerán del corazón
o de alguna otra de sus benévolas entrañas
y sus ojos
atentos y gentiles igual que una mañana encendida
para qué pueden servir
si no es para confirmar que este mundo todavía existe
en ese lugar remoto donde aún vuelan discretamente los ángeles
ojos que rotan y vibran
sometiendo otra vez a las tinieblas.
(Del libro 'Catálogo del maestro de obras', de
reciente aparición)
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