miércoles, 30 de octubre de 2019
CLAREA por ELDI TORO
Frente
a mi / argento ilumina tu faz
Café /
Sonrisa
Destellos
de cristal / tus ojos
Qué hay
de nuevo en el mundo?
Tiempos
/ guarismos / comarcas ignotas
Paces y
conflictos
La
ventana sugiere
Formas
del recuerdo
Cotidiano
el silbido del agua / sonidos de mañanas
Aguárdame
mi amor / descansa
Sueña
Suma
pasos al camino
lunes, 28 de octubre de 2019
SOLITUD Y LLUVIA por LEOPOLDO DE QUEVEDO
Estoy en camisa
siento con frío
la
lluvia que ocurre adentro
no es la que llueve afuera
es la que viene de los ojos
truena en el pecho
y relampaguea en el alma
no hay nadie en las calles
solo vivo en mi llanto
nada ocurre allá, afuera
todo ocurre
en mis rincones
miro en redondo
mi yo está inundado
la soledad está
sobre un árbol
y mira mis ojos
rojos de llanto
miércoles, 23 de octubre de 2019
Miradas que aterran por CARMEN VEGA OLIVENCIA
En las tinieblas,
profundas tinieblas en sopor
se distinguen miradas penetrantes,
Brillan extasiadas,
disfrutan de su tortura,
se nutren de los fríos quejidos.
Imágenes desconocidas se aproximan a la piel ardiente,
sudorosa.
Olfatean con cuidado los olores del dolor,
Manos de dedos finos se posan sobre la frente,
Responden los ángeles defensores,
Ángeles encargados del jardín de las almas sufridas.
En su letargo, adormecida, pide consuelo a sus hadas,
Un festín de amores se aproxima ruidoso,
Y todo se torna de un dorado desconocido,
Dorado que se cuela por las heridas abiertas,
Se percibe el consuelo ofrecido,
Y los espíritus del amor entregan el tesoro esperado.
Pronto llegará la luz del sol
Y
esas malditas miradas se desvanecerán.
lunes, 21 de octubre de 2019
miércoles, 16 de octubre de 2019
Pestañas de los pinos por FLAVIA COSMA
Traducción de Luis Raúl Calvo
En el vacío azul que
separa continentes y mundos
los rayos del sol se
filtran a través
de las pestañas de los
pinos.
El lago brilla haciendo
menudas arrugas
en los ángulos de sus
ojos,
risas y gritos flotan
sobre la cresta de la brisa;
estirada, en la arena
húmeda del norte espero
que todo termine
rápidamente.
Aguardo la muerte.
Unas hormigas,
anunciadoras de tormentas
trepan sobre mis brazos
y mis senos.
El cansancio del ocaso
nos muestra sus
caras desconocidas.
Algo se ha usado
irrevocablemente dentro mío;
sola, con la amargura
ajena del viento
veo pasar las horas, los
días, las semanas,
observo la luz
descendiendo sobre los altos tallos,
y como después
penetra en la tierra,
y se transforma en
tinta.
Las palabras
tienen el sabor del beso-sello
de los labios del indio
Inca
ennegrecidos por el
tiempo.
Las nubes cambian su
forma, salen del paisaje
otras vuelvan a ser
desde los abismos,
la inquietud del agua
se funda en la
piel del lago.
Esfúmame césped,
acaríciame viento,
dadme a beber el sueño, la frescura
desde el hueco de vuestras manos.
Quiero embriagarme
beber la muerte
como un dulce veneno.
domingo, 13 de octubre de 2019
EXISTENTE por ERNESTO LOBO
Sobre frágiles alas
viajan los ensueños
cobijados por el viento
de aquel amanecer
que hace de la nostalgia
un extravío…
Las últimas flamas de
los maderos
murmuran escasez
de pequeños espacios
de errabundo sin
prisas…
Y las cuerdas templadas
de la vieja guitarra
hacen con la arisca
pasión
lo largo del camino…
Esas voces a la
distancia
esas manos ajenas
aquel mirar sesgado ha
llenado la casa hoy…
Fue así como los años se
cargaron la vida…
miércoles, 9 de octubre de 2019
LOS DIAS DE LA INOCENCIA por MARITA TROIANO
A mi amigo, Paco Bendezú, poeta inmenso.
En el sesentidós
éramos pocos en Chincha
La moral era
clara Nos conocíamos todos
por nombres y
apellidos, por signos, por orígenes
Algunos viejos
rechazaban la costumbre de vivir
y otros iban lento por las horas
con sus libros cabalgando
en los bolsillos
y retazos de sol
entre las manos secas
Bajo un pálido
cielo mudándose al silencio
Se andaba sin temor
a la extinción
por las plazuelas
quietas con palmeras bordadas
Entre la luz
polvosa
Sabiendo a las
almohadas inocentes
El cuerpo cultivado
en buena tierra
La sangre fresca
En el sesentidós
hubo un verano largo y muchas tardes lentas
Las sonrisas se
cosieron a las sombras
y el alma se nutría
a sol y caña dulce
Recostados en
murallas de adobe
retozábamos tibios
junto a milagros perezosos
Con el metabolismo
lento
Dibujando pisadas
con zapatos de charol
Los trajes blancos
y sombreros con gracia los domingos
Creyendo saber
mucho del diluvio universal
De la uva negra
De los gallos
haciéndonos nacer muy pronto
Del rumor del sol
en la floresta
De las sábanas de
hilo
Del mantel manchado
en Navidad con vino tinto
En el sesentidós
dormíamos temprano
(salvo en la
Nochebuena y para la procesión
del Señor de los
Milagros)
Los insomnios
venían extranjeros
con las tierras de
Arabia, lepra en technicolor
filisteos , Sansón
entre pantanos
y ese león de la
Metro rugiendo desde écranes gastados
En aquel tiempo
todos pensábamos que el Papa era un santo
Kennedy un ángel de
los cielos y rojo muy rojo todo el
diablo
No nos herían el
tiempo o los inviernos
Mariposas amarillas
cubrían firmamentos
y en noches de luna
llena venían de visita los ancestros
En el sesentidós
tuvimos dos eclipses
un sol furioso al
mediodía tres semanas
y cincuenta y
cuatro tías montadas en tacones
cansando letanías a
quienes saludar por las mañanas
Aquel año sentí
temor de Dios
Vergüenza de mentir
y fueron mis pezones más rosados
Me corrí del azufre
como aroma del maligno
y escuché
maldiciones del vicario mayor
por debajo de una
luna que se tornó amarilla de repente
En el sesentidós
estaba todo en orden
Mi cuello mi casa
mi columna vertebral y mi
esperanza
Era tiempo de
caricias, de cuentos de Calleja
de nueva historia
universal
Éramos la gente de
este pueblo junto al mar
que leía el periódico
muy tarde en las mañanas
con la risa
quebrando los temores
alejadas las
lágrimas jugando mundo en la vereda
con cáscaras de plátano resecas
aliento a
mantequilla y vaho a mermelada de ciruelas hecha en casa
En el sesentidós
era feliz (¡Qué duda cabe!)
Tenía apenas nueve
años Alejada la malicia de vivir
Sin soledad y mil
sueños correteando por mi aldea consagrada
Fue un buen año
aquel sesentidós
¡Muy buen año!
De veras.
(De : MORTAL
IN PURIBUS – Lluvia Editores – Lima, 1996 – Sgda. Ed. 1997)
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