Fui coleccionando con la fiebre
de
las manos llenas.
Ahora
me despojo lentamente
de
los enseres y las urgencias,
de
las pasiones del tener.
Ahora
-a veces sin mi consentimiento-
tiendo
a sólo ser.
Mis
mañanas más apresuradas,
mis
tardes más felices
tuvieron
que ver con los sentidos,
con
lo sentido.
He
pretendido fieramente
la
unción de los objetos en mis estancias,
la
consumación con los hombres
entre
los que incluyo a las mujeres.
La
vida fue sabia
emparejando
años y prisas,
almacenando
almazuelas
de
estéticas y disciplinas.
Todo
lo amé.
La
vida es savia
que
alimenta con su jugo,
profundo
y poderoso,
mis
altos principios y
mis
soñados porvenires.
El
alma sobrevuela ahora
acantilados
ignotos
y
despide objetos y palabras
que
migran a otros nidos.
Desnuda
y natural,
Rebelde,
Casi
libre,
aun
aferrando deseos,
Mi alma vuela.