¡Cómo nombrarte de una forma
que sólo sea la mía, mi diosa.
La Grecia antigua te da tu espíritu.
Indomable como tu esencia.
Auténtica en esplendores.
Genuina en el arte de vivir.
En desparpajo constante actúas.
Desvistes tu alma infanta
a los mares y a los semejantes.
En las montañas empinas tu aliento.
Y en el corazón ajeno calas hondo.
Te saben sincera al fluir
con las olas de todos los tiempos.
Épocas buenas o malas
a tus orillas hallan el sentido
de la existencia.
Sin agüeros ni trabas te vives
con la niña interior a flote.
Jamás viaja a la deriva.
Su norte es indicar que se puede
habitar los sucesos con lágrimas
tanto de alegría como de tristeza.
Navegas océanos con tus emociones.
Salvas en tu rosto una sonrisa
que muestre que la vida
con sus avatares nos regala
la oportunidad de ser espiga al viento.
Con frutos anida el futuro.
Soy esa diosa que de la vida hace su canto.
Y con los reveses teje sus risas.
Soy Baubo encarnada.