Caen las aves
y los pinos se elevan
y las casas
como una postal desgastada
empiezan a diluir sus colores
en el cielo
Los carros intentan
llegar al precipicio
y seguir ensordeciendo la
tarde
Las personas se visten
con papeles de colores como
en los dibujos
Alguien corre
pero no logra huir
porque la garra del tigre se
acerca
con el dedo del niño
Terrible Lima, poética en gris desleído.
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