Nuestras pisadas
combatientes
contemplan
el mismo
horizonte.
En el infinito
repetido,
espejo
de la historia,
miramos
un mundo gemelo
intangible
sin copia
carbón
ni simulación
ni sombras ni
artificios.
Llora.
Puliremos el
espejo
con tus
lágrimas.
Que no quede
rastro
de mentira
alguna
ni engaños ni
decepciones.
Que quede la
huella
de nuestros
sueños
húmedos de
sangre
de nuestra
joven voz no escuchada.
Que no calle el
eco
de la pisada de
la bota
que propició la
carnicería.
Que tu cuerpo y
el mío
caigan en la
misma fosa
con ojos
abiertos
mirando el
mismo horizonte.