La perplejidad y la luz.
Las
mañanas iluminadas,
Los atardeceres
conmovedores,
Las
noches de la amistad
O en
el amor.
Y no
saber a dónde vamos,
No
comprender
Nuestro
absurdo cometido,
Quizá
la nada absoluta,
El
vacío impenetrable.
Llegamos
con fecha de caducidad
Para
rozar eternidades,
Pero
la parca, como la banca,
Siempre
gana
Y
percibimos en el oído
El
eco de sus malignas carcajadas.
Y de
pronto amanece,
Se
iluminan las sonrisas
Preñadas
de olvidos placenteros.
Ha
llegado la luz
Y de
su mano, la esperanza
Hoy puede ser un gran día.