Hubiese querido
Conferirle vida humana,
una historia
Perfilar su rostro
inventarle facciones
la voz, sentimientos
Hubiese querido
poner color a sus ojos
animar aquellas formas...
Silueta de mujer
que tiesa me miraba
De pie en escaparate
bajo luz artificial
inmóvil como siempre
sin nada que decir
Lucía el maniquí
su gaban invernal
Prenda de estación
cálido ropaje
que en vano cubría
su ausente corazón
Tras la vidriera
solitaria postura
Rostro sin líneas
ninguna actitud...
Solo imaginar
muy lejos de cordura
urdirle en mi mente
una historia de amor
Y allí, pensativo
por darle vida real
caminé meditando...
cuál sería su mirada
su espontánea actitud
del brazo y enamorada
de un maniquí varón
Ficciones del instante
delirio, soledad
Tal vez la fantasía
que siempre puede más
Al fin, a paso lento
y manos enfundadas
como al cabo de un sueño
volví a la realidad
Allá, entre luces y sombras
su cuerpo inanimado
quedóse tras el vidrio
cual presa de si mismo
En tanto, caía la noche
lentamente
otra vez en la ciudad...
La historia de un maniquí es tan manida que debemos tener cuidado en su enfoque.
ResponderEliminarEl tema del texto, debió dar origen a un buen microcuento.