Los pasos agrietados
de
tizón ardiente,
ocultan
entre las cenizas,
una
cola de sirena, contoneándose
entre
edificios y el polvo de los carros
Pati’rusia
Un
pedazo de bosque de mangle,
crepitante,
en el fuego de las costumbres.
Mujer
que recorre las doce casas del parqués,
llevando
el atado, para las comidas
como
un canto, de reminiscencia a la vida.
Matrona de piernas gruesas,
enraizadas
entre cangrejos, peces y camarones
que
dan sazón a los cuentos de las viejas,
cuando
en la cocina,
añoran
la bajamar, en las tierras de agua salada.
Pati’rusia
sirena
de escamas blancas,
tarareando
los ritmos, que atraviesa el agua
cuando anhela ser lluvia, en el vapor del
asfalto.