(A los niños del Medio Oriente)
Deja que me
ponga horizontal
y te sirva de alfombra,
A ti que te ha faltado todo,
todo menos arenas sueltas,
de esas que se meten por la boca,
por los ojos,
por la pena.
Deseo ser tu
alfombra,
ya no tendrás que tejerla,
con tu cuerpo pequeño,
con tus dedos pequeños,
dedos finos y cansados.
Tristes dedos de manos tristes,
de carita de ojos negros,
muy negros.
Negros como
la muerte joven.
Muerte de hambre y frio de afectos.
Deseo ser tu alfombra
para que pises firme y fuerte
y puedas por un día
sacarle una carcajada a tu suerte.
Quizás un día eches alas
y aprendas a volar,
pero por ahora
acepta la alfombra tibia que te ofrezco.
hermoso
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