Solía llegar hasta aquella esquina
la de los vientos cruzados
y aquella vez
dijeron que había muerto
no una
fueron tres veces
con varios años de por medio…
mas ayer al encontrarlo
le pedí una chirimoya
como solía hacerlo desde tiempos de papá y mamá
con la lenidad acostumbrada
la pesó
en la vieja balanza de pesas en bronce
la envolvió en un periódico
repleto de noticias viejas
para luego estirarme el cambio
tres monedas en desigual tamaño…
creo que me aventuré a preguntarle si había muerto
mostró su raída dentadura en plan de sonrisa
tres veces respondió
dos de amor y una de olvido…
desde entonces en aquella esquina
curiosa y mentirosa
sé que estará allí
con la misma carretilla de fierro
y las verdes chirimoyas de siempre
tal vez debí decir
en la eterna esquina de siempre…
Muy interesante poema con un poco de misterio. Aplauso.
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