Mi amiga y yo
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coincidimos que el
diario
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es un cómplice
íntimo
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de secretos
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placeres y recuerdos
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ese fiel compañero
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que regularmente
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aguarda tranquilo
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sobre la blanca
mesita de noche
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a la espera de ser
abierto
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siempre listo y
limpio
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confía recibir y
velar pensamientos
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plegarias y deseos
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lanzados al viento
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por sus reflexivos y
ansiosos
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cronistas en las
frías noches de invierno.
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