En
caso de estar desempleado,
asómate
al matorral,
convoca
a la Santamaría
de
hojas acorazonadas,
de
venas hinchadas desde su alelo.
En sus
tallos encontrarás alivio,
bálsamo
en su verdor.
Cuéntale
tu desconsuelo,
cuando
ella se incline
en
venia hacia ti,
dale
la espalda.
Y en
un descuido del viento
arráncale
un retoño
pidiéndole
tu deseo.
¡Y
corre!
Corre
como si un perro te persiguiera,
al
doblar la esquina guarda el retoño,
y reza
tres Ave Marías.
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