miércoles, 18 de septiembre de 2024

EL ÁNGEL DE LA GUARDA POR CARMEN AMARALIS VEGA OLIVENCIA

 

Posando la mirada en los desechos de la vida,

pedazos de cristales en las manos,

mugre entre los dedos anillados

y un puñado de cenizas esparcidas en la espalda.

Nunca hubo calma.

Las tormentas comenzaron en las madrugadas,

remolinos sin aliento en cada tarde.

Nada le fue fácil.

El agobio cargado a pasos lentos

en las fuentes rojas del oscuro delirio.

Nada le  ofrecieron, nada.

Pero sabe que una extraña presencia  la resguarda.

Sigue mirando el suelo de los llantos contenidos.

Supura en la mirada soledades,

Un gran deseo de amar es su fuerte compañía,

Pide a gritos encontrar entre escombros las claves.

Claves con las llaves de un alma gemela

que conozca de vacíos y tinieblas.

Un alma que ofrezca la humedad de la dicha

en esta soledad del ser que la acompaña.

Cuando ese milagro ocurra

será entonces que agradezca

la presencia de su Ángel de la Guarda.








1 comentario :

  1. Carmen querida, tú siempre echando a volar esas musas con frases y palabras que tanto dicen llegas al fondo del conocimiento real, verdadero.

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