Soy ámbar, hija del reflejo de los primeros rayos del sol,
esos que
calientan entre las 9 y 10 de la mañana, incluso durante el invierno más tenaz.
Mi sangre
no es roja, ni azul, es siempre tibia, reconfortante como el aroma a jazmines
naranjas que se desprende de mi piel.
Amo la
simplicidad de la vida, el vaporcito de una taza de café recién pasado,
el humito
de la miga del pan salido del horno.
Soy
revoltosa como el revolotear de las alas de aquella libélula que me acompaña,
de cuando en vez, a desayunar.
Clásica,
original o simplemente loca.
Recuerdo
mis orígenes, la lejana infancia desatada, a la joven- caracol,
Esos ojos
caramelizados ya son de mujer adulta, cada vez más almendrados,
rodeados
de aureolas expresivas, de trazos de sabiduría.
Serpiente
de fuego, de agua salada y arena,
Soy ese
ámbar que hiberna entre enero y marzo debajo de un manto demasiado blanco.
Una bella descripción de cómo eres y te describes utilizando imágenes metafóricas o símiles muy bien logradas. Claudia, van mis felicitaciones y aplausos.
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