Ese dolor íntegro y arrodillado,
de uñas astilladas,
barbas de ajo y enrarecido
olor a tabaco dormido.
Este dolor pálido, repleto de
odio dulce,
silencioso. Como el costurón
de una herida,
a cuclillas
en la explanada de cemento
mojado
de este invierno
en que los días mastican
madera
correosa de los sueños.
Excelente poema. Gracias por compartir.
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