Erguida y hermosa
como el nevado del Cumanday junto al que
nació.
Amaba a los perros,
a las plantas y al mar.
Asumió siempre el liderazgo
de la unión fraternal.
Sus manos bordaban
con hilos de sueños, la historia de la
urdimbre familiar.
Siendo aún muy joven
fue la musa de su esposo,
bajo los acordes del Bésame Mucho
en la voz de Pedro Vargas,
y sus demás canciones
que tarareaba aún
en la niebla del olvido.
Desbordaba alegría
y hasta bailaba con el palo de la escoba al son del
Manizales de su alma.
Cruzó el Umbral hacia el silencio, enredado su
cerebro
con guirnalda de nieves
que ceñía sus sienes.
Su lugar sagrado era el océano.
En coro, los hijos la llevamos
a la presencia de la eternidad
rodeada de peces en su adorada isla.
Yo miraba el oleaje del mar absorta en las
barquitas hechas de hojas donde desaparecieron
sus cenizas.
Bajo algas y conchas, alcancé a divisar el cofre,
posado sobre las raíces de un árbol,
mientras abrazada a mis hermanos
se fundían en una sola nuestras lágrimas.
Derechos Reservados de autor-Cali Colombia
Hermoso y sutil expresión para recordad a un ser que ha sido muy especial en tu vida. Bello poema. Felicitaciones.
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