—No gastes el dinero
no vengas más a verme;
es una pena, mi situación es
muy complicada y además
yo estoy muy ocupado.
Bésame hoy pero no vengas más a verme.
—¿Quieres decir que no deseas
que nos encontremos alguna vez?
—No, no he dicho eso,
pero la vida me golpea por
todos lados,
un golpe hoy, otro mañana;
no vengas más, es mejor así.
Una náusea se alarga tomando
con sus tentáculos blancos
la ropa de cama, el vino
retenido en las copas,
la esperanza.
Quería enterarme, y me enteré
claramente, como la luz
tardía de la tarde
en esta habitación, donde el
otoño asfixiante
aún transpira.
Lo sé todo ahora.
Y lo que no se
no importa más.
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