Hay palabras que duelen... Que golpean...
Que mueven y conmueven...
Hay palabras que gravitan en la nada…
En el pequeño y húmedo espacio que les
concedemos
entre nuestras manos…
Sí: hay palabras que golpean y duelen…
Hay palabras que espantan...
Hambre, destrucción, armas, violencia, miseria…
Hay palabras que desearía no existieran…
Persecución, guerra, muerte, refugiados,
huérfanos…
Hay palabras que no podemos callar,
los que trabajamos con ellas…
Hay palabras que ineludiblemente, debemos
utilizar…
Si no, seríamos cómplices de ellos…
De los hipócritas, de los asesinos, de los
corruptos,
de los que se benefician con el dolor ajeno…
Con las carencias ajenas… Con las necesidades
ajenas…
Dad y se os dará. Amaos los unos a los otros
como Yo los he amado.
Todo lo que hagáis a aquéllos mis hermanos más
pequeños,
a Mí me lo hacéis. Y tantas frases más.
Que deberían ser carne ya, en la Humanidad…
Sin embargo, aún siguen siendo palabras. Sólo
palabras que se usan
cuando a alguien le conviene usarlas, para
destacarse
o quedar bien, pero NO para ponerlas en
práctica.
LÁSTIMA. LÁSTIMA.
Hay palabras que desearía no gravitaran en la
nada…
Que desaparecieran del diccionario de tanto
utilizarlas…
Porque ya no se necesitaría buscarlas pues todos
sabríamos
lo que significan de tanto ponerlas en práctica:
ayuda, servicio,
fraternidad, refugio, respeto, vida, salud,
energía,
libertad, justicia, unión, fortaleza, creación,
paciencia,
ternura, coraje, perdón, dulzura, belleza,
comprensión,
humildad, cariño, pureza, sinceridad, diálogo,
tolerancia,
armonía, fe, amor, esperanza, sueños de un mundo
mejor...
Sin guerras y sin violencia…
Hay palabras que desearía les hiciéramos un
bello y dulce capullo
entre nuestras manos... Y las albergáramos allí
para siempre...
Sobre todo, éstas: LUZ, PAZ, POESÍA, ORACIÓN.
Hay palabras que son un inmenso y adorable
regocijo
para nuestro corazón...
Un cálido remanso para nuestro corazón...
Hay palabras que resuenan... y son realmente,
una delicia
para nuestro agobiado corazón...
LUZ, PAZ, POESÍA, ORACIÓN.
Ésas, ésas... son las únicas palabras que deseo
almacenar,
cuidar, retener, degustar, acariciar, albergar,
en mi agobiado corazón...
Sí: hay palabras que espantan...
Pero hay otras que acarician el alma...
* LILIANA ESCANES, desde mi humilde rincón de “LA CASA AZUL DE LA
POESÍA”, 30/3/2022, Bahía Blanca, Argentina *
Bello poema muy esperanzador en un mundo devastado
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