A la madre
Esa dulce tonada
se llenó de
tarde
confundida
con el tibio olor al té
y los
buñuelos sobre la mesa
en la
fantasía
de inventar un
instante
que se perderá
sin duda
como un
escombro más
entre rutinas
mala memoria
o el inmenso foso
del olvido…
ah dispersa tonada
envuelta entre
múltiples colores
que nos llenó
la tarde
la clara voz
de la vieja
canturreando
al lado del horno
con los
cabellos atados
sus vivaces
ojos
esperando que
al tornar el día
los cansinos
pasos de la vida
dieran un
gran vuelco…
allá ella
allá sus
inquietas manos
allá los
buñuelos
el horno y
las flores
del macetero…
la he
recordado hoy
desde el
oscuro eco de su voz
bajo el
mágico canturrear
de aquella su
dulce tonada…
Hermoso
ResponderEliminarDulce recordarla así, dulce.
ResponderEliminarLlega suave el dulce aroma de esta bella tonada!
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