viernes, 8 de octubre de 2021

Y SER DEL DIARIO DE FRANCESCA BICELA por GLORIA NISTAL

 Y ser

como ese tiempo del verano

que pasa y que no pasa

porque siempre se queda

a vivir en algún rincón,

en un recuerdo,

en una copa,

en una fotografía.

 

Y vivir

desgarrado por dentro,

almacenando veranos y sonrisas

que abrasan la piel de las vísceras,

con la desazón de querer

abarcarlos todos,

con la ingenua pretensión

de modelar un destino

con el que los dioses,

que no los héroes,

como en el vaso griego,

juegan a los dados.

 

Y escribir entonces

para liberarse de uno mismo,

de la prisa de querer ser,

con toda esa fuerza interior,

con ese remolino

que se alimenta de un cuerpo efímero

del que reniego más de tres veces

antes y después de que cante el gallo.

 

 

Y escribir

para expulsar los fantasmas

de la ausencia y la soledad,

de la vida que se va

porque llaman a la puerta los otros.

 

Y vivir, como un vértigo,

como un pálpito acelerado

de tormentas y miradas

de polaridad amativa,

tesoro que se antoja único

donde no hay nada más repetido.

 

Y vivir mi vida

como una lucha contra el tiempo

y la cobardía,

mi vida como un grito,

como una piedra

que sufro y arrojo,

mi vida que no para de amar

porque estés donde estés,

siempre estás.

Mi vida con este amor

que ensancha las fronteras,

las caderas y los besos.

 

Amor terremoto,

amor huracán,

golpeado por su propia furia,

ignorante de la traición y el desaliento,

amor grande

porque herido permanece en pie,

amor dueño del alfanje

que divide en dos

la corola de los sueños.

 

Y contabilizar tantos errores

que pueblan mis días,

tantos,

los que nacen de mí

y los que a mí llegan,

tantos,

redimidos todos

por la sonrisa de mi amor,

en verano. 









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