A mi compañera de estudios, Corina Sotomayor,
que acaba de perder a un
hijo bajo las garras de COVID
Me duermo
con un espanto terrible
Mi cabeza
revienta con sonidos
y un chirriar
permanente
Me agito
con un dolor inmenso
por sola
compañía
Llegan
murmullos de voces conocidas
Familiares
suben las gradas
Escucho el
alegre cuchicheo
¿Cómo han
entrado a la casa?
¿Quiénes
son y qué quieren de mí?
Estoy
clavada en una cruz
Acostada boca
abajo
no me puedo
mover
Alguien
grita: “Sorpresa”
Volteo la
cabeza hacia la izquierda
Te
contemplo viva y valiente
Tu afable
voz y tu sonrisa me sosiegan
“¿Pensaste que era la única que no vendría?”
exclama mi
madre alborozada
Allí está
mi salvadora
Ya llegó mi
hora final
Irrumpió
Ella en mi santuario
Son las
vísperas de un Viernes Santo
Día fatal en
que me dejó huérfana
hace casi
ya dos años
¿Podrá desclavarme,
cargarme
me llevará
con ella?
Laval, Viernes Santo, abril de 2021
Muchas gracias a Rubén Cáceres Zapata de la Editorial Cielo Gris por compartir este poema mío. Saludos.
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