Aguas hay que prisioneras
en témpanos blanquecinos
a ninguna sed apagan,
a ningún sembradío riegan,
ni a ningún cuerpo bañan.
Palabras hay en libros
cerrados
que no logran acelerar el
pulso
de un corazón que dormita
sin motivos para amar
pues ningún amor lo habita.
Amores hay en cerrados
corazones
que en su durmiente quietud
nacen, viven, y mueren
sin acciones manifiestas.
En los antros son sepultos
sin penas, glorias o
fiestas
para demostrar al mundo
la verdad de su existencia.
Aguas, palabras, amores.
Con puro amor y palabras
Se apaga la larga sed
para que el cielo se abra
como se abren los brazos
de quienes profundo aman.
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