Cultivaba con
ellos una relación extraña:
a veces les hablaba con cariño
mientras los regaba con esmero
otros días
llena de ira les arrancaba las cabezas
Nunca
comprendí sus arrebatos
creo que fingía no tener remordimientos
decía que
eran flores «sinvergüenzas»
que si fueran
rosas «se harían de rogar»
pues sin
cuidados crecían de nuevo
los geranios
y sus colores emergían más intensos
El lenguaje
de mi abuela era prosaico
le gustaban
poco las metáforas
no obstante
sin saberlo grabó en mi mente
la escarlata
persistencia de aquellos pétalos
Debe ser por
eso que aquí sigo
proliferando
con descaro
Muy bello tu poema, estimada Gloria. Gracias por compartir tus bellas metáforas. Fue un gusto leerte. Saludos.
ResponderEliminarUn aporte que me ha hecho tener presente a mi esposa, pues mi consorte les habla a sus flores, las riega, les corta la maleza y cuando no están radiantes les regaña, yo también les saludo cada día .
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