La vida es un tránsito;
el mundo es un anfiteatro:
el hombre entra, mira y sale.
Demócrito de Abdera, filósofo griego
He
transitado ignotos parajes
donde
los ríos, anchos y profundos,
nacen
en altas y lejanas cumbres,
con
espíritus aún más elevados.
Tierras
pródigas en ardientes mujeres
con
las que nacer y morir a cada paso.
Tantas
tierras, culturas y costumbres…
Pero
viajar es pasear un sueño
y
la vida un viaje hacia la muerte.
Viaje
que comenzamos con inquietud
y
terminamos con melancolía.
Porque
para los viajeros existe
un
terrible castigo, que comparten
los
inconstantes: todas las ciudades
y
todas las mujeres nos esconden
sus
más curiosos e íntimos misterios.
He
descubierto ciudades con un gran
número
de gentes y he conocido
sus
ideas y sueños más ocultos,
con
más que desconcertantes anhelos.
Hombres
y mujeres que aunque no saben
qué
es la muerte, piensan que no puede ser
más
terrible que su vacua existencia.
Recuerdo
que de niño prefería
iniciar
cuanto antes el viaje,
después
disfrutaba más al pensar
en
los motivos por los que adentrarme
en
la búsqueda de lo inexplorado.
Pero
ahora lo que más me preocupa
es
regresar sano y salvo a mi vida.
En
definitiva, el mundo está lleno
de
aromas, con los que nos perfumamos
para
descubrir nuevas realidades,
pero
que terminan saturándonos
la
curiosidad y la pituitaria.
Cada
uno debemos realizar
nuestro
particular viaje,
que
en nada se asemeja al de los demás,
porque
cada cual debe cumplir
muy
diferentes cometidos
y
lograr alcanzar distintas metas,
seguir
el propio camino marcado
para
alcanzar así nuestro destino.
Madrid,
21 de julio de 2024
" lo que más me preocupa
ResponderEliminares regresar sano y salvo a mi vida". Gran frase. Gracias