Árbol que tanto miré
como a un enhiesto vigía
Allá nomás en el campo
junto a barracas de lino
Pasaron meses, los años
y un atardecer de invierno
ya mis ojos no te hallaron
al costado del camino
¡Oh cuántos recuerdos!
Nidal de Venteveos
Ramajes encendidos
de amarillos resoles
Cada fruto, cada hoja
un regalo de la vida
para el mirar ensoñado
por solitarios senderos
¿Que fué de ti
álamo del trayecto?
Tal vez un vendaval
arrasó tus alas verdes,
o una tala irrespetuosa
contigo se inició
sepultando un historial
ya venido de muy lejos
¡Ay! memoria...
Techado de viejas citas
Amores que partieron
sin dejar ni un solo rastro
Apenas recuerdos vanos
como ahora en gran ciudad...
Muros viejos demolidos
con toda su historia a cuestas
y mil secretos desnudos
Llantos, risas, palabras
que subsisten indelebles
aunque las hayan borrado
a golpes de piqueta
¡Y ramalazos de olvido!
en brazos del tiempo que fué
Calles, sendas y caminos
gramilla o alquitrán
La noche se hace de estrellas
como el día al despertar
No me llames
ni me nombres...
Solo déjame soñar
Gracias! El árbol habla. Siempre.
ResponderEliminarExcelente poema.
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