pues participa.
Tenemos que
construirla entre todos,
la amasamos
como el pan de cada día,
con ternura y
conciencia.
Tenemos la
fortuna de vivir alegremente
en sus
brazos,
dentro de
ella,
en olvido inconsciente,
con naturalidad
ausente.
Pero la
guerra acecha,
invierte
mucho en la sangre que provoca
y los señores
de la guerra
no dan
tregua,
quieren
seguir ganando millones,
les resulta sencillo
sacrificar sueños,
algo
devaluados en bolsa.
¿Quieres que
hable de paz?
Es un
sentimiento naïf,
un wishfull thinking de indigentes,
una utopía
ilusoria,
una nada en
una nube.
Pero la llevo
atada a mi cintura,
tatuada en el
alma.
No sé dar un
paso sin ella,
se adueñó de
mi sonrisa,
apenas puedo
respirar si no está cerca.
Soy mejor
persona, mejor mujer
si me acompaña.
¿Quieres que
hablemos de paz?
Te podría
hablar de la navaja de Occam,
de los
caminos simples,
tenemos que construirla
entre todos,
desde casa,
desde las
convicciones profundas,
desde lo más
recóndito del almario.
Podemos,
debemos, llevarla a manos llenas
y amarla,
como a un
amante,
como a uno mismo.
Muchas gracias. Muy verdadero.
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