En las enhiestas cumbres heladas
y en la cima más solitaria,
donde arrecian implacables vientos,
vientos de la verdad terrible.
Llegaré a este lugar siniestro
en el crepúsculo ardiente,
buscando las fosas gélidas del pasado
donde solitarios florecen, carmines,
y girasoles sobre un césped cítrico,
bajo la luz radiante de un astro
invisible
que rehúye fatalmente a los cielos
acantonados de nubes pardas.
Peñascos nevados y peligrosos,
callejones donde rompen vientos de
pesadilla,
mas las fosas gélidas nunca sacuden
porque en ellas descansan reyes antiguos.
Me turbaré al ver la llanura ignorada,
nívea y septentrional, nórdica y austral
Como flores acopio las espadas
De los reyes antiguos.
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