Como yergue del sueño la tierra (¿oyes?) en la primavera,
Mientras comparten su silencio los arroyos,
Murmurando un poquito, más germinan las
semillas
Adentro de sí mismas todavía, en un umbral
ignoto,
Y en la lejanía se disipa el cielo, y la
cabeza
Del mediodía lento emblanquecida está
Con el vacío de holgura sin follaje, y las
palabras
Están flotando por ahora entre osamentas y,
paradas
En la ensenada de la contemplación sencilla
De repente empiezan a fermentar, haciéndose
la vorágine
De sensaciones quietas que esquivamos en la
timidez
De arroyo recordando nuestra vida, y con
todo lo profundo de las manos
De nuevo extendiendo todo el cielo – al
cielo…
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