¡A mí! los vientos del pasado,
los que no vuelven más.
A mí el corazón descolorido,
envuelto en mantas pacíficas
del ayer modificado.
Abraza mi momento eterno,
por suspiros, en salones superiores
que no conozco.
¡Corran vientos, sobre pináculos
y bóvedas celestes!
De prisa, por el eterno retorno,
que es más longevo
que las garras rígidas y terribles
de la muerte.
De prisa, ya no puedo más,
en el fantástico terror de la vida te espero,
las huestes del presente me devoran
y desarman.
Si me hallases tendido,
Levanta mi cuerpo herido e indiferente
ante el engaño de esta fábula;
aquella dualidad vida muerte.
Arráncame de inmediato
en el torrente de la verdadera existencia;
de las vidas pasadas.
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