Tus ojos, en juego de girasoles
reflejan el tesoro del Dorado,
se meten en mi sangre cual tornado,
ciegan mi mesura y pierdo roles…
Son mi droga de húmedos
alcoholes
los que me incitan a ser en pecado
por ti, tersa piel marrón bronceado,
y deliciosas frutas en bemoles...
¡Qué no dar para beberme
tu esencia!
Y seas perla seductora, imperio,
y yo ser todo fuego en tu presencia...
¡Ah…, el tenerte en
noches de misterio,
tules de pecadora transparencia
y aromas de pasión con sahumerio!
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