Al ostracismo a ritmo de mis
propios pasos…
Fue una noche sin el esplendor
de cualquier noche
Tampoco gemía brisa alguna
Y el rumor de aguas dejó de acompasar
la trama…
Entonces crucé por el suave rumor
de la hierba
El hediondo hacer de las bestias
Aquel esquivo horizonte que a
tientas es invisible
Hasta que las alambradas
Sembradas en lo extenso de la
tierra
Cercaron la última esperanza que
guardaba en el alma…
A rehacer mis pasos
Regar de llanto la ilusión
Olvidar lo que hasta aquí me
trajo para
Terminar latigando mi carne…
Cuando el día me dejó
Tan solo quedó
Un marchito haz de vida…
El hediondo hacer de las bestias
ResponderEliminarAquel esquivo horizonte que a tientas es invisible
Hasta que las alambradas
Sembradas en lo extenso de la tierra
Cercaron la última esperanza que guardaba en el alma…
INTENSAMENTE DOLOROSO, BUEN TRABAJO.
gran poema, muy bueno
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