Vengo arrastrando incrustado al talón
la absurda sensación
de un innecesario adiós…
Ya la nave ha
zarpado
no habrán amarras
cuando al bordear el
horizonte
estrelle sus
maderos…
Entonces entre
nubarrones
y claroscuras ventiscas
sin que medie
palabra alguna
seguro, muy seguro, me
he de perder…
Ya ustedes gritarán
mi nombre
sabiendo que
respuesta
nunca habrá…
señor Lobo, la musicalidad de este poema es brutal
ResponderEliminarmuchas gracias, grato comentario
EliminarYa ustedes gritarán mi nombre
ResponderEliminarsabiendo que respuesta
nunca habrá…
INTENSO , CALA HONDO.
gracias Fanny
ResponderEliminarMe gusta este adiós...las imágenes...lo del talón...la barca sin amarras...el silencio... clima (ventiscas y bruma)... desaparición...
ResponderEliminarGracias por compartirlo
las gracias son mías por tu comentario
EliminarQuerido Ernesto Lobo, hermano de mis letras: No te turben los años, pues cada barca, la de todos, parte siempre desde el inicio; pero es recién al promediar el ocaso (el nuestro y el del cosmos) que nos vamos dando cuenta. Tu darte cuenta resultó MAGISTRAL. ¡¡¡Gracias!!!
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