Desde lejos les traigo la promesa
germinada
con sol de nuevos días,
entre
costas de verdes lejanías
y
desiertos dorados que las besa.
Continente,
crisol de nueva vida,
que
comparte feraz geografía
con
paisajes color de fantasía,
de la
tierra fecunda florecida.
De las
costas atlánticas del este,
a las
aguas que fueran Mar del Sur,
navegantes
surcaron el albur,
orientando
su brújula celeste.
Latitud
de oceánicas espumas
revelaron
al dios de la conquista,
meridianos
ocultos a la vista
que
dilatan edades tras las brumas.
A los
hielos y montes colosales,
a los
valles y ríos caudalosos,
a los
polos y climas calurosos,
los
abrazan inmensos litorales.
Milenarias
leyendas y misterios
nos
dejaron culturas ancestrales,
cimentando
las glorias inmortales
de
grandezas legadas por imperios.
Mestizaje de raza sin frontera
son
los pueblos de América profunda.
Noble
sangre rebelde que fecunda,
libertad
con justicia verdadera.
Territorio
de jóvenes países;
reconquista
de sangre derramada
por
los pueblos, que oyeron la llamada,
de los
hijos que guardan las raíces.
Porque
nunca las huestes extranjeras
volverán
al solar americano;
ya que
nadie jamás ha muerto en vano,
si
luchó con valor por sus banderas.
Y amanece
la vida nuevamente,
a
pagar sacrificios del pasado,
coronando
las sienes que le han dado
Patria libre, sin dueños, a la gente.
Hoy mi
canto celebra la grandeza
del
sublime fanal de libertad
que
ilumina radiando majestad,
a los
seres que hicieron la proeza.
Patria
Grande, concierto de naciones,
que
optimistas construyen su destino.
Manos
juntas que trazan el camino
de
países que buscan sus opciones.
Somos
libres y siempre lo seremos,
pues
la sangre fecunda nuestro suelo.
¡Somos
libres, así lo quiso el Cielo!
y
evocando su gloria viviremos.
Esta
Tierra te da la bienvenida,
peregrino
de paso trashumante,
sembrador
de esperanzas, ¡Adelante!
que
te espera la Patria Prometida.
Carlos
Oyague Pásara
4-Octubre-2018
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