Quiero ser tu banco privado.
En rojo, mi anhelo.
Visitarte a diario
para cumplir con las cuentas
que dejas al descubierto.
Entregar a los números
las proezas de tus alcances.
Maromas vertiginosas
que se suman por montones.
Déficit de caricias
cuando acuden tus acreedores.
Soy tu máxima expresión,
la salvadora de tus deudas.
Exijo que me rellenes las letras.
Con cada cheque colmes mis necesidades.
Balance que se disipa
en el jolgorio de tus deudas
con mi cuerpo.
Cuerpo del delito.
Parranda de sensaciones
unidas al préstamo de una farra.
Espera vorazmente
que le traigas réditos.
Beneficios que compartiremos
al explorar toda ganancia
en nuestras pieles.
Multiplicadas en abrazos y besos
de una cajera que sabe
recibir tus transacciones.
Soy tu caja fuerte
donde hospedo tus deseos.
Banco tenía que ser.
Tus firmas glorifico
al saberlas grabadas
en nuestras carnes
que con llamas encendidas
aprecian sus usuras.
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