Lo guardaba con celo
En un pequeño
cofre
Y lo cambié por fuego virgen.
En el camino de
mis labrios
Me pediste una
prueba
De infinito
Y te di mi
pasión pura,
A manos llenas.
Amaba la belleza
Y lo blanco me
atraía,
Tuya fue mi
fuerza
Y mi inocencia
Y mi palabra.
Y mi destino
fue tuyo
Y de las cosas
tuyas
Y de mí,
Que después de
ti
Ya era nada,
Una nota
disuelta en tu armonía.
Ahora nada es
ya de ti
Y nada es de
las cosas tuyas
Y nada es
incluso de la nada,
Porque tú y yo
desaparecimos
En aquel íntimo vuelo.
Y ahora todo es
olvido.
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