III
Dolor, bendito dolor
Cuanto te he invocado
Cuanto te he querido
reafirmación constante
de mi existencia,
diste vida a las palabras,
estimulaste mi voz,
te alzaste entre descomunales gritos,
otorgándole sentido al lenguaje
de mi linfa descompuesta,
de mis arterias obstruidas,
de mis tejados ruinosos,
de mis negros laberintos,
de mis espejos rotos.
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