por mis amados papá y mamá )
cuando la inevitable hora
llegue
y las almas de mis padres
ya quisieras levantar . . .
duérmelos, por favor
yo te lo pido cierra sus ojos
apacigua sus sueños
y no permitas que el dolor
ni el sufrimiento llegue a su lecho
que solo sea tu aliento
acariciando sus desvelos.
Señor. . .
cuando decidas
que la hora final ha llegado
y el alma de mis viejos
quisieras transportar
llévalos en tus manos
ponlos a volar
allá en la inmensidad
para que sean
como dos palomas
amándose sin cesar.
Permítales señor
de acuerdo a tu justicia
contemplar tu rostro
y descansar en eterno sueño.
Señor, cuando la hora llegue
que caiga sobre mí corazón
tus lagrimas como roció
para que crezcan en el
flores de consuelo.
Acuérdate de mí
que me quedaré sin ellos
y sé tú, ¡Oh Dios!
mi eterno compañero.
Santiago de Cali, Colombia
2004
Un tema siempre doloroso
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