viernes, 13 de agosto de 2021

ROSA TÚ por HILDEBRANDO PÉREZ GRANDE

 Vuelve a su alma, a su peligro eterno.

                                                                     Martín Adán

 

Se hacían llamar Soldados de Cuerpos libres. Trataron

De humillar tu alma incandescente. Y te lanzaron

Al canal Landwehr, por donde el Spree corre sin prisa, no lejos

Del puente Cornelio donde ahora crecen rosas como banderolas.

 Horas después, la misma suerte corrió Liebknecht, el fiel

Camarada. Y no descansaron hasta dar muerte

A tu amigo Leo, que te amó con y sin espinas. Apenas

Quedó de ella un pendiente de oro, sus guantes gastados, 

Retazos de aquel vestido con el que desafiaba el invierno de Berlín

Y la chispa inoxidable de sus mejores sueños. Dijiste

Que todo había que debatirlo, incluso tus cartas

En donde brillaba la poesía, la música y el runrún popular.

Los viajes no le eran ajenos. Mucho menos la prédica inagotable, 

Sin importar las tormentas ni el hambre ni los intolerantes.

Lo tuyo era el rigor y la frescura de la espontaneidad y pensar

De manera diferente. Su gramática tenía un aroma más exquisito,

A ratos ingobernable. Ah, Rosa tú, melancólica rosa de mis recuerdos:

Tu nombre es una llamarada, un perfume que aún seduce

Como lo hubiese dicho un poeta de las Antillas

Que también Caribe llaman. Rosa tú, 

 

Nuevos Soldados de Cuerpos Libres orquestan

Como hienas hambrientas

Tus honras fúnebres. Aún te calumnian y acribillan

En las redes y con memes. Hay testigos.

 

 

Ahora que el tren me ha dejado en Luxemburgo

No sé en qué lengua hablarte.

Pero tu conoces mis credenciales,

Mi escritura, mis zapatos

Rotos de tanto buscarte para incendiar estas praderas.








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