Arriba en las alturas, en heladas
/altitudes
tus aguas empezaron a formarse
Se han venido despeñando 700
kilómetros
/atrás
en estruendos de espumas blancas
/y
piedras afiladas
como una mujer de hielo queriendo
imponer
/su terca voluntad
Pero ahora que nos hemos
encontrado
/y sospechas de mi amor
has calmado tus bravuras y te
finges
/doblegar
Ajenas a cualquier razón que
parezca
/sumisión
tus aguas limpian la fatiga de mis pies
con hierbas verdes que has traído
desde lejos
con piedras azuladas que ahora has
/redondeado para mí
Yo te miro y te
sonrío, sintiéndome inmortal
me zambullo en tus
caricias y soy parido
/una vez más
Afuera la tarde está
cayendo
en rojos encendidos
en olores a retama y capulí
Qué recuerdos me trajo este poema, mi querido Apurímac. ¡Hermoso poema!
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