No te vuelvas,
tersa y serena, Vagarosa:
ambulo en la quietud de tu larga cabellera
pespunteando tus caderas de guisante.
Si tornaras, leve, solamente
tu cuello de gacela,
esta noche de nevisca electrizada;
tu grupa de delfín
se haría reflejo encarnado
irguiéndose
en el furor contrito de la noche.
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