Lo que el
corazón decide
no lo ata una
rúbrica
ni porque una
voz lo pide
o un sonido
de súplica
No lo amarra
un contrato
ni lo detiene
una cerca
ni el más
amargo relato
o alguna
actitud terca.
Lo que el
corazón decide
lo ha
meditado despacio
fútil pedir
que lo olvide
porque flota
en el espacio
Sólo él sabe
cuánto mide
es su
aspiración secreta
cuando el
corazón decide
trata de
llegar a la meta.
Economista, pintora y poeta
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