viernes, 28 de marzo de 2014

BARES DE MEDIANOCHE por Enrique Sánchez Hernani


Un ebrio mira la tormenta doméstica de una taberna.

Un ángel pasa llevando su luz por una mesa.

Una botella vuela.

Un estibador pronuncia un juramento.

La prostituta del vestido de percal se derrumba

en la barra de los vagabundos

mostrando sus pechos blancos como dos meteoritos de mármol.

La magnolia del bodegón decae.

Un plan para asaltar un banco concluye entre maldiciones

            brindis y manotazos.

Una mariposa de aluminio se posa en una botella.

El mozo pasea una sábana de niebla por la humedad vespertina

            de las mesas

para borrar el último fantasma del miedo.

Los relojes enloquecen.

Las sombras de Bretón de Vallejo de Safo y de Catulo

se arrastran por el aserrín de la taberna

como un perfecto escupitajo.

Alguien grita un verso.

Un hombre se arroja por una ventana

y todos pueden ver que vuela.

El alcohol hierve en las cuencas de los ojos

de un par de marineros ebrios.

Cuatro personas se disputan un travesti.

Salta una cuchilla y una gota de sangre se sepulta

entre los vasos de cerveza.

El poeta sacude los hombros.

Dos autos hacen sonar sus bocinas en el universo apagado

que se agazapa tras la puerta.

Un perro aúlla una canción mexicana.

Un disco de vinilo gira como un planeta lejano y desconocido.

Alguien pretende leer un libro pero las grafías escapan

como las cucarachas de un pozo negro.

Una mano se desliza bajo el vestido de una dama.

El cantante de boleros confunde la letra de su tema

con un bostezo.

Se juega una furiosa partida de naipes.

Dos dados manchados de sangre ruedan bajo las mesas.

Una muchacha muy pálida grita ¡Salud! bajándose el corpiño.

Alguien trata de suicidarse en el baño de la cantina

            murmurando una plegaria

que desde aquí nadie entiende.

La voz de Frank Sinatra se desgasta en una rocola

que con sus luces que se encienden y se apagan

parece una ciudad insomne.

Un moribundo lanza una blasfemia y un mendigo se persigna

            inmediatamente

cuestionando la posibilidad cartesiana de que dios exista

o que sea un invento de nuestra borrachera.

Afuera llueve. Adentro todos cantan.

 

Y en mitad de todo este universo de muerte y maravilla

un garabato de pétalos arrugados se arrastra sobre la mesa:

acaba de nacer la palabra

                                               el poeta escribe sus versos.

 
Enrique Sánchez Hernani (Lima 1953) es un sociólogo, poeta, escritor y periodista peruano.

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