Frente a las
lánguidas hirvientes
hileras de piedra ígnea
Fósiles vivientes
que a veces
Con sus córneas
ciegas o cansados brazos se quiebran cual
Húmedos traperos
Errabundos por las secas riveras
Rompiendo palmos
contra
Gaviotas,
gallinazos,
Famélicos perros
viviendo en sus huellas...
Columnas
sedentarias que van
Invadidas de
soledades,
Invadidas de
tiempo y vida
Nómades por
compasión...
No hay molinos a
sotavento,
Ni pausas de
caballerías,
No hay cabildos
ni rejas
Sólo un cauce
seco
De montañas en la
sombra
Muchas huellas
Una interminable
hilera
De libre camino
hacia un invisible ser...
En Erosión
acústica (diciembre 1995)
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