Por
tantos pasos de luz en mi camino
Y
la ilusión enorme de tu beso
Por
esperar callada mi regreso
Solo
en mi copa se ha quedado el vino.
Por
ese amor que esgrimes cual espada
Haciendo
fuego el aire del invierno
Me
has enseñado el filo de lo eterno
La
dulce compañía de la amada.
Lo
que te di tú ya me habías dado
Tu
voz y tu silencio peregrinos
La
rosa azul al pie de lo soñado.
Tus
ojos como soles matutinos
Me
libran de las sombras de lo errado
Uniendo
con su luz nuestros destinos.
Francisco
García Silva en “Sonetos tendidos a la luna” Premio Federico García Lorca
2009”.
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