Fermentado, el aire se hace ciénaga;
olea como si la ciudad
se hubiera movido, como por hechizo
al borde de un lago.
Las aves pescadoras, de plumas
hinchadas
se adormecen en pavimentos calientes
las fuertes fragancias nos transportan brutalmente,
a las orillas de otros continentes.
Con el pensamiento volvemos a ver
los turbios lagos
las pieles doradas, respirando el
deseo
cielos blandos, anaranjados, azules
profundas tristezas, vastas
llanuras.
Puente en el mundo
ese amor extranjero
me arde salvajemente
con su gran ausencia.
Traducción de Luis Raúl
Calvo
Del poemario “El barrio
latino” (2012)
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