Me han encargado vigilar a los caballos de la calesita.
Han empezado a relinchar.
Los observo cuando agitan sus cabezas y sus crines
se sacuden con extraña fuerza.
Al fin entiendo, quieren ser libres. Entonces les digo:
Yo soy libre, y mírenme, ¿tienen algo que
envidiar?
La libertad no depende de lo que hagas ...
ResponderEliminarpuedes ser libre, imaginándolo
o esclavo, comiendo de la mano de alguien
que empleo te da...
Gloria, saludos y bendiciones, Son muy pocos los poemas que con tan pocas palabras dicen tanto. Te envío mi felicitación y afecto.
ResponderEliminarErnesto H. (Puerto Rico.)