un torbellino de viento,
por el aire
va su hedor
y la sangre
en el cemento.
Mil
centauros de latón
por la
calle de los muertos
gasolina al
corazón
para meta
de desiertos.
Estampidas
con gran voz,
hilera de
desconciertos
en los
oídos temblor
y malestar
en adentros.
Bastardos
de nuestro tiempo,
caballos
son de metal
su
velocidad nuestro mal
y de hollín
su negro aliento.
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